Según Cesar Magrini, como el
hombre en los albores de la civilización –un ciclo que parece, cada tanto,
recomenzar- y sin ignorar el valor de
otros materiales, este escultor mendocino es un artista íntegro, un magnifico
solitario en el panorama de nuestra escultura, que desde hace años viene
batiendo y forjando el hierro para concretar hermosísimas piezas, que incluyen
los tamaños más diversos, y gracias a las cuales ha conquistado el privilegio
de que se la cuente entre los artistas más conspicuos, tanto en el país como en
el exterior, hacia donde justicieramente se ha extendido su fama y renombre.
Revista Arte al día 1999
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