Cuando se nace con una vocación muy definida, todas las actitudes de nuestra vida apuntan a ordenar

Cuando se nace con una vocación muy definida, todas las actitudes de nuestra vida apuntan a ordenar
Cuando se nace con una vocación muy definida, todas las actitudes de nuestra vida apuntan a ordenar el tiempo, la economía, las ideas y el destino final de lo que hagamos. Este ha sido mi dogma desde la niñez. No pude jamás dejar pasar la vida en estado de pura contemplación- Elegí, entonces, el camino de las artes, que sin duda. Han colaborado en escribir el desarrollo de la humanidad. La plástica y sobre todo la escultura, ha perdurado a través de los milenios gracias a los materiales empleados: piedra, hueso, marfil arcilla y luego oro, hierro y bronce. Toda la historia del hombre puede leerse a través de la escultura. He ahí el valor de la “trascendencia”.

jueves, 1 de agosto de 2013





Por aquello de que “dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires”, la mayoría de los artistas del interior dejan su tierra y vienen a la Capital Federal. Roberto Rosas es una excepción. Nació en Guaymallén, Mendoza, en 1938 y desde allí sigue creando, haciendo docencia y si casa-taller es el lugar de reunión de los artistas mendocinos. Siempre estoy invitado y es un placer intentar cambiar la historia de la difusión de sus obras y dialogar con los creadores cuyanos.
Recién en 1970 Roberto abandonó la pintura para dedicarse a la escultura. Trabaja el hierro y a fuerza de soldaduras arma personajes, que tienen su impronta. No son muchos en nuestro país los artistas a quienes llamamos amigablemente “herreros”, por el material que utilizan. En la década del 70 ningún escultor tuvo tanto suceso como Rosas. Sus  siete muestras en Arthea fueron un éxito nunca repetido. Y otro tanto ocurrió en Krass, de Rosario. Hoy se pueden contar en 1000 las esculturas de Roberto Rosas en manos privadas o instituciones públicas.
No le gusta que le hablen de escultura moderna. Él cree, y con razón, que hay buena o mala escultura. Él modela en su cabeza, pero las manos las utiliza para el martillo, la fragua y el soplete. Tiene además una estupenda técnica para darles una pátina de color. Una de sus muestras más recordadas fue la realizada en el Museo Sívori hace una década con veinte creaciones, donde sus pájaros, niños, animales y flores exóticas estaban presentes.
Su última obra, recién estrenada es su casa de Bermejo, es un gran relieve de extraordinaria ejecución, que ha realizado en cemento. Sin dudas, desde su querida Mendoza, Rosas es universal.

Igancio Gutierrez Zaldivar
200 años de arte - Escultores
2010

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